Un universo interior
Que todos los seres que existen, débiles o fuertes, altos, corpulentos o de complexión mediana o baja, pequeños o grandes, todos sin excepción, visibles o invisibles, los que viven lejos o cerca, los que ya nacieron y los que están por nacer, ¡que todos ellos sean felices!
Karaniya Metta Sutta
Si crees que tú eres sólo tu estás en una equivocación. Diversas investigaciones muestran que no somos un solo cuerpo. Somos más bien como un universo complejo que alberga miles de millones de “otros” seres que interactúan con todas nuestras “propias” células. Se calcula que son aproximadamente 100 billones de seres invisibles los que viven dentro de eso que llamamos nuestro cuerpo. Si tuviésemos que pesar a todos esos seres nos encontraríamos que suponen entre un kilo y medio, y dos kilos de peso. Estos seres microscópicos son vitales para nuestra salud. Aquello que pensamos como una persona a la que llamamos “yo” en realidad contiene muchas más células pertenecientes a “otros” seres que las propias células humanas. La mayoría de estos otros seres residen en nuestros intestinos. Se les llama el microbioma humano. Hemos coevolucionado con ellos durante eones, y lo cierto es que no podríamos existir sin ellos.
Las investigaciones nos muestran que colaboran en la digestión y absorción de los nutrientes(1).
- Crean una barrera física contra potenciales bacterias invasoras dañinas.
- Actúan como un máquina desintoxicante.
- Se dice que son el órgano más grande del sistema inmunitario.
- Te ayudan a manejar el estrés gracias al efecto que tiene en tu sistema endocrino.
- Influyen en que descanses bien.
- Ayudan en la respuesta inflamatoria del cuerpo.
Este microbioma parece tener un papel muy importante de la salud de las personas. Así, por ejemplo, en las personas con dolor parece que tienen un microbioma menos saludable (2), o la proporción de especies está alterada como en la obesidad (3).
Si a esto añadimos que las celulas nerviosas que tenemos en el intestino constituyen lo que muchos científicos empiezan a denominar como el «segundo cerebro» nos empieza a dar una idea de que las cosas no son como pensábamos. Recientemente hemos comenzado a saber que entre un 80% y un 90% de la serotonina (un neurotransmisor que tiene una función natural antidepresiva) se produce en el intestino.
Por eso cuando comenzamos a hablar de mi cuerpo quizá sería mejor hablar de nuestro cuerpo. Un cuerpo en el que viven 100 billones de seres y en el que han residido varios miles de generaciones de seres.
Cuando el Buda, decía en su discurso del Karaniya Metta Sutta, «Que todos los seres que existen (…) visibles o invisibles (…) que todos ellos sean felices» nos está invitando a cultivar metta o amor incondicional. ¿Y cómo podemos hacerlo? Tal vez como afirma Jan Chozen Bays en un artículo podríamos tomar más probióticos y prebióticos. Y tal vez podamos dedicar un tiempo a enviar metta en nuestra meditación a nuestro universo interior. Quien sabe, en algún momento la ciencia descubra cómo la práctica de metta, puede influir en la salud de nuestro universo interior.
- Perlmutter, D y Loberg, K. Alimenta tu cerebro. Grijalbo, 2016
- Doctor Siri Carpenter, “That Gut Feeling”, Am. Psychol. Assoc. 43, núm. 8 (
septiembre de 2012): 50, http://www.apa.org/monitor/ 2012/09/ gutfeeling.aspx - University of North Carolina School of Medicine, “Gut Microbes Help … Food”, ScienceDaily, 12 de septiembre de 2012; fecha de acceso: 8 de enero de 2015, http://www.sciencedaily.com/releases/2012/09/120912125114.
htm.