Seamos realistas, el cambio es difícil. Introducir nuevos hábitos en nuestra vida incluso cuando estamos motivado a corto plazo puede ser muy costoso.
Hay veces, que sin saber cómo nos encontramos a la deriva de nuevo en nuestros viejos patrones y, en poco tiempo, parece como si todos esos pasos que dimos han desaparecido.
Esto nos puede llevar de nuevo de regreso a nuestro antiguos patrones, viejas autocríticas, diálogos internos negativos, y una emoción creciente de que nunca seremos capaces de hacer los cambios que esperábamos.
Cuando se llega a este punto en nuestra búsqueda del cambio, la práctica de la auto-compasión puede ser el engranaje que nos lleve de nuevo a reconectar con nuestra motivación y a situarnos en el camino del cambio de esos viejos hábitos.
La auto-compasión no es está ligada a la lástima o el victimismo que tiene de forma tradicional en su significado en en castellano que tanto nos hunde. La auto-compasión por contra implica auto-bondad, la comprensión de uno mismo, y una dulzura hacia nuestra persona en un momento que estamos sufriendo. Acercarnos desde el amor incondicional hacia nuestro sufrimiento nos permite ver que a pesar de no haber mantenido el cambio en ciertos comportamientos como habíamos esperado, en realidad si que podemos cambiar algo: la forma en que nos tratamos y nos hablamos. Si estamos practicando la auto-compasión, de hecho ya hemos cambiado algo. Ya no somos la misma persona hoy en día que la persona que un tiempo atrás decidió cambiar e iniciar un camino de autotransformación.
Dar otro Primer Paso
A veces, nuestro mayor desafío es comenzar de nuevo, poniendo un pie delante del otro y dar de nuevo el primer paso.
A menudo, en vez de centrarnos en ese primer paso, dirigimos nuestra mirada hacia el resultado final que estamos buscando.
Esto puede ser muy desalentador y puede llevarnos a una posición en que esa distancia parezca infinita. Nuestra persona se puede sentir abrumada y con una confianza muy baja como para creer que podamos volver a hacerlo. A veces, esto nos puede paralizar y hacer que no tomemos ninguna acción en absoluto.
Si nos encontramos en este momento podemos volver a estar simplemente en este momento. Reconociendo que es una situación dolorosa, que no nos gusta, y que podemos intentar brindarnos todo el cariño posible en esta situación tan difícil. Habitualmente nuestra voz crítica surge como un látigo que nos sitúa en un pasado que nos recuerda lo que perdimos; o nos sitúa en un futuro que nos dice que no lo conseguiremos. Sin embargo, cuando volvemos al ahora, al momento presente y conectamos con nuestras sensaciones, pensamientos y emociones, sin rechazar nuestra experiencia; cuando nos abrazamos compasivamente con el mismo amor incondicional que una madre ofrece a un hijo que ha caído al suelo y se ha hecho daño y que le acompaña acariciando la zona dolorida,; entonces nos situamos en un punto en el que el podemos reiniciar de nuevo la marcha.
Para comenzar a practicar la auto-compasión y la auto-aceptación, simplemente podemos ser amables y no críticos con nuestra persona,; podemos ser compasivos en vez de duros; podemos aceptar nuestra experiencia y animarnos a empezar de nuevo ;y centrarnos únicamente en el siguiente paso que hemos de dar justo ahora.
Si eres capaz de centrarte en los próximos 2-3 pasos delante de ti. Antes de que te de lo que piensas, estarás cambiando y moviéndote a lo largo de tu camino hacia una mejor salud y bienestar.
Auto-compasión y dar pequeños pasos hacia el cambio
Observa si tu foco de atención está en el otro extremo o el resultado final que intentas alcanzar; el cambio surge en los pequeños pasos que se pueden tomar todos los días mientras te mueves en esa dirección.
Cuando estás subiendo una cuesta en bicicleta, hace tiempo que descubrí que mirar al suelo en cada pedalada me hacía más liviano para poder ascenderla. Si por contra fijaba mi horizonte en la cima, la visión de la cumbre me desalentaba; pero al centrarme en mirar cada pedalada y el suelo sobre el que rodaba en cada momento, me hacía llegar a la cumbre sin el peso que me añadían mis ideas sobre lo lejos que estaba alcanzar el final de la cuesta.
Creo que si se practica la auto-compasión y un enfoque en los cambios pequeños y pequeños pasos en nuestro camino hacia nuestras propias cimas, momento a momento, vamos a llegar.
Podemos resbalar, o incluso caer, pero levantarse y comenzar de nuevo, poniendo un pie delante del otro, con amabilidad y compasión nos alienta a ir hacia adelante.